Anoche asistí al primer Anti-Karaoke celebrado en la Sala Apolo 2, donde se quedará a partir de ahora (pedazo sistema de sonido y pedazo escenario). Fue una experiencia agridulce. Por un lado me lo pasé bien y me reencontré con muchos de mis colegas, a los cuales considero la élite del frikismo (y sí, es un elogio). Además también entregué mi regalo de "antiamigo invisible" y yo recibí otro (no revelaré nombres. O estabas ahí esa noche, o calla para siempre... :OP), una taza de cerámica muy maja con dibujos orientales de una geisha.
Pero por otro lado... fue muy duro aguantar las ganas de pedir una canción, y tener que responder a la casi docena de personas que me preguntaron si cantaría esa noche que, sencillamente, no podía. Todo el mundo me dio su apoyo y me hicieron sentir como un flan. Gente, de todo corazón: muchas gracias, sois la caña.
¿O debería decir "de todos corazones"? Porque uno de los regalos que ha caído para reyes sólo puede calificarse de...

En fin. Llamadme megafriki sin remedio, pero cuando salía del Apolo, tenía una melodía sonando en mi cabeza que describía perfectamente mi estado de ánimo. Es esta:
(y sí, es del Doctor)
2 comentarios:
Entonces... no me está quedando claro si vuelves a ir al AK o no, o vas pero no cantas o ke!
Fdo.: un asistente al AK curioso
Puede que vaya de vez en cuando, una vez cada mes/mes y medio o así, pero sólo para ver el show. Es prácticamente imposible que alguna vez vuelva a cantar ahí.
Publicar un comentario