Calaverizado

Esta mañana he tenido el privilegio de poder asistir al pase de prensa de una película esperada por muchos durante 19 largos años (ahí es nada): Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal. La primera pregunta que surge es obvia... ¿ha valido la pena la espera?

Respuesta rápida: SÍ, con un gran PERO.

Respuesta larga: Ante todo, hay que dejar claro que me ha gustado y mucho. Es una gran película dentro de su género que le da unas cuantas patadas a sus sagas imitadoras (véase La Momia y La Búsqueda, aunque también me gustaron). No obstante y sin entrar en detalles (tranquilos, no hay spoilers en esta crítica), hay una serie de elementos, principalmente un par de escenas, que chirrían bastante. Que no es que sean malas escenas, ojo, pero digamos simplemente que ponen demasiado a prueba la suspensión de incredulidad (y como ejemplo, sólo diré una palabra: nevera. Lo entenderéis al ver la película).

El clima de esta historia es diferente del de las anteriores por motivos obvios. La acción ya no se sitúa a finales de los años 30, sino a finales de los 50, en plena guerra fría y en la era atómica. Una época en la que las historias que estaban más de moda eran las de ciencia-ficción, y muy especialmente las que explotaban el fenómeno extraterrestre. Sorprendentemente, la película consigue situarse justo enmedio de toda esa moda con una curiosa comodidad. El tema alienígena suple de forma totalmente natural (y hasta lógica) a las fuerzas divinas que motivaron las entregas anteriores. Este es realmente uno de los puntos más logrados.

No obstante, la calavera en sí (magnífica, por otra parte) no deja de ser el McGuffin de turno. Es decir, es sólo la excusa para empezar una nueva aventura. Aunque en los primeros segundos duele un poco ver a un Harrison Ford tan mayor encarnando de nuevo al personaje (¡demonios! ¿Por qué tardaron tanto en decidirse?), enseguida desaparece esa sensación. Harrison ES Indy (literalmente. Insistió en hacer él mismo la mayoría de las escenas de acción, sin dobles. Ole sus huevos). Especialmente cuando está más acorralado y corre más peligro, porque es entonces cuando saca esa inimitable vena cómica que tan bien define al personaje.

El resto de actores cumple de sobras. Por increíble que parezca, Shia LaBeouf no resulta ser ni odioso ni cargante en ningún momento (aunque también se carga la suspensión de incredulidad en una escena en la selva. De nuevo, sólo una palabra: lianas). Se convierte en un más que decente sidekick de Indy, seguramente porque el chaval no es tonto y también sabe mucho de arqueología. Lo que no impide que se comporte como cualquier clon de James Dean de la época.

Cate Blanchett se come la pantalla cada vez que sale como mala malísima rusa, pero a pesar de ello deja una cierta sensación de que podrían haberla aprovechado aún más. Ray Winstone cumple, sin más. John Hurt está genial como un profesor colega de Indy que parece haber enloquecido. Y qué decir de Karen Allen... su retorno como la gran Marion Ravenwood, el amor de Indy en la primera película de la saga, es sencillamente magistral, aunque tarda bastante en aparecer (aproximadamente hacia la mitad); los años han pasado, pero las discusiones Marion/Indy continúan siendo igual de sonoras y divertidas. Incluso entrañables.

En cuanto a la acción, Spielberg nunca decepciona. Aquí debe ir un pequeño tirón de orejas para Steve, ya que contrariamente a lo que dijo antes de iniciar el rodaje, SÍ ha utilizado efectos por ordenador para algunas escenas. La buena noticia es que su uso es realmente mínimo, destinado quizá a sólo 4 ó 5 momentos en toda la película. Considerando las grandes superproducciones de hoy en día, en la que no se suelen bajar de los 300 ó 400 efectos de CGI, es admirable que hayan logrado hacer una película (casi) a la vieja usanza. En la escena de acción más lograda del film, una persecución en coches y camiones a través de la selva (no reviento nada, se ve claramente en el trailer), apenas se usa el ordenador, y eso se nota por la emoción que destila. Cuando quiere, Spielberg aún sabe cómo mantener al espectador con el alma en vilo. Sin embargo, y nuevamente sin destripar nada, al bueno de Steve casi siempre se le atragantan los finales; el de esta película es un pelín ñoño, pero se compensa por un genial golpe de gracia de Shia.

Y otro punto negativo, aunque este no me lo esperaba: la banda sonora. John Williams no ha logrado crear un leitmotiv fácil de recordar para esta película, y la mayor parte de la música consiste en refritos de temas de las tres entregas anteriores. Una pena. ¿Iría mal de tiempo o es que ya se le han agotado todas las ideas? Espero que fuera lo primero...

Pero repasemos lo que importa: ¿Sombrero? Correcto. ¿Látigo? Correcto. ¿McGuffin sobrenatural? Correcto. ¿Sidekicks carismáticos? Correcto. ¿Una línea roja marcando un mapa? Correcto. ¿Acción al estilo de los 80? Correcto. ¿Marion -ohdiosmío- Ravenwood? Correcto.

Si la colocamos junto a sus tres predecesoras, mi orden de preferencia sería este:

1: La Última Cruzada
2: En Busca del Arca Perdida
3: El Reino de la Calavera de Cristal
4: El Templo Maldito

Y si tenemos en cuenta que, aún así, El Templo Maldito me parece una gran película, huelga decir que he disfrutado como un enano. ^__^